La palabra fotografía proviene del griego, y significa algo así como escribir o pintar con luz. Lejos de querer profundizar en el correcto estudio del término y los orígenes de la fotografía, quiero quedarme con un concepto obvio que sale de ese nombre: la luz. En este artículo explico cómo funciona el principio básico de la luz en la fotografía y cuáles son los elementos con los que contamos para hacer fotos correctamente expuestas.
Introducción
Para poder hacer fotos dependemos de la luz. Es la luz la que va a determinar que nuestra foto salga bien o no salga. Para que nuestra foto se haga como debemos necesitamos exponer un material fotosensible (esto es, sensible a la luz) en el interior de nuestra cámara.
Hasta la llegada de las cámaras digitales este material era una película o carrete. Con la llegada de la fotografía digital, estas películas se han sustituído por un sensor. Pero el mecanismo de exposición es exactamente el mismo, y sigue dependiendo de tres factores.
Si tu cámara lo permite y quieres dejar de utilizar algún día el modo de disparo automático, necesitarás entender el concepto de exposición y conocer cuáles son estos factores y para qué sirve cada uno de ellos.
La mejor manera de explicar el concepto de la exposición es buscar una buena metáfora. Cuando me lo explicaron utilizaron la metáfora del vaso de agua.
Imagina que tienes un vaso. Tu objetivo es llenar de agua ese vaso. Necesitamos dejar el vaso lleno justo hasta el borde. Si pones poca agua, el vaso no saciará tu sed. Si pones demasiada, el agua se saldrá. En fotografía, cuando ponemos poca agua decimos que la foto está subexpuesta (poca luz), y cuando se desborda está sobreexpuesta (demasiada luz).
Los elementos de que disponemos para controlar la exposición en fotografía son:
- la apertura del diafragma
- la velocidad de obturación
- la sensibilidad ISO
La combinación de estos tres factores nos permitirá obtener una exposición correcta, aunque la medida en que apliquemos cada uno de ellos por separado producirá unos resultados u otros.
Entendiendo la Exposición con Ejemplos
Volvamos al vaso. Ya sabemos cual es la cantidad justa de agua que necesitamos. Ahora sólo hay que saber cómo llenarlo.
Podemos conseguir la misma cantidad de agua de dos maneras. La primera es abriendo mucho el grifo durante muy poco tiempo. La segunda es abrir el grifo menos, y dejarlo durante más tiempo abierto.
En fotografía, la apertura del diafragma es el diámetro de la tubería por la que sale el agua, y la velocidad de obturación es el tiempo que mantenemos el grifo abierto.
¿Y la sensibilidad ISO?
Ésta es un poco más difícil de explicar con el ejemplo del vaso, pero voy a tratar de utilizar dos metáforas.
La primera, piensa que tienes dos vasos. Uno con una piedra dentro y otro con una esponja. A la misma cantidad de agua, el vaso de la esponja rebosa antes porque la esponja se expande al contacto con el agua (es más sensible), mientras que la piedra no varía el volumen que ocupa dentro del vaso.
¿No te convence? Pues entonces piensa simplemente que cuando cambiamos el valor del ISO lo que estamos haciendo es cambiar de vaso. Cuanto más alto el valor ISO, más pequeño el vaso, y menos agua necesita para llenarse.
¿Cómo afecta el uso de cada parámetro?
Como decía, podemos realizar distintas combinaciones de apertura, tiempo (velocidad) y sensibilidad que nos permitan conseguir una correcta exposición en nuestra foto. Pero cada uno de los elementos genera un efecto diferente en nuestra foto que explicaremos en detalle cuando tratemos cada uno de ellos por separado. Para ir introduciendo el tema, te diré que la sensibilidad ISO afecta al ruido que tendrá la foto, la apertura definirá la profundidad de campo de nuestra imagen (las zonas nítidas y borrosas de la foto) y la velocidad recogerá el movimiento de la escena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario